Mass communication research:
¿Todos los gatos son pardos?
María Fernanda Madriz
unidad teórica homogénea, y realiza una revisión crítica de las distintas
teorizaciones: la teoría hipodérmica, el paradigma de Lasswell, la
corriente psicologista entre otras. El ensayo profundiza en el abordaje
metodológico propuesto por Mauro Wolf.
Lo que desde los años treinta se ha venido denominando mass
communication research, es en realidad un conjunto amplísimo y muy
heterogéneo de estudios empíricos, tendencias teóricas y autores que,
con demasiada frecuencia, se ha considerado como un sistema unitario
de pensamiento. Somos de la opinión de que, efectivamente, es posible
encontrar algunos presupuestos metodológicos, líneas temáticas y
plataformas teóricas comunes a la mayoría de los autores considerados,
pero sólo a condición de hacer surgir, dentro de la unidad, la
diversidad que le da sentido.
En este orden de ideas, frente a un posible seguimiento cronológico por
etapas, un análisis por autores o una revisión de los principales objetos de
investigación, nos inclinamos a seguir el camino propuesto por Mauro
Wolf, que pone el énfasis en: 1) las teorías sociales implícitas en cada
postura, 2) los modelos de comunicación que de ellas derivan y 3) los
contextos históricos en que surgen. Pensamos que así, sintetizamos los
aportes más significativos de muchos otros estudios, reorganizándolos
desde una visión totalizadora del problema. Hechas las aclaratorias,
pasemos al análisis concreto.
histórico en que surgen los primeros estudios sobre la comunicación
masiva en los Estados Unidos. Hablamos de los cuatro primeros decenios
del siglo XX: de la concentración de grandes contingentes humanos en las
urbes, del desarrollo industrial sostenido y el inicio de un camino, ya sin
regreso, hacia lo que comenzó a denominarse sociedad de masas. Estas
últimas —las masas— habían surgido en el panorama histórico desde la
segunda mitad del XIX, provocando en los teóricos que intentaron
comprenderlas "...un movimiento que va del miedo a la decepción y de
allí al pesimismo pero conservando el asco" (Jesús Martín Barbero,
1987, p. 31). En efecto, ya en las primeras décadas del XX, las "masas"
no podían ser excluidas de ningún proyecto de organización nacional: ni
de aquéllos que aspiraban a consolidar el modelo de desarrollo capitalista
(para quienes "las masas" eran muchedumbres que había que "orientar"
hacia la producción y el consumo), ni para aquéllos que aspiraban a
sustituirlo por el modelo socialista (para quienes la revolución era
imposible sin la participación activa de estas "masas").
Los Estados Unidos se ubican en la primera opción y, en las reflexiones
que se generalizaron en este período acerca de las características de las
"multitudes", ubicamos el primer sustrato teórico de la naciente
communication research. En este orden de ideas, las masas fueron
concebidas como:
Una gran cantidad de personas incapaces de
expresar sus cualidades humanas, porque no
están unidas las unas con las otras, ni con los
individuos, ni como miembros de una
comunidad... el hombre masa es un átomo
solitario, uniforme, idéntico a millones de otros
átomos destinados a formar la muchedumbre
solitaria, como tan exactamente la ha definido
David Riesman..." (Mac Donald, D., 1969, p.
61).
primeras formulaciones, que consagraba el principio del
estímulo-respuesta como explicación de las conductas humanas. Así, si
a nivel individual los hombres respondían a estímulos externos en una
relación de causa/efecto y, si las masas no eran más que un agregado de
átomos individuales, entonces, los mensajes de los medios (estímulos)
podrían ejercer una influencia directa y casi unívoca en los
comportamientos (respuestas) de las multitudes.
La tercera fuente teórica es la del positivismo empirista, según el cual
los fenómenos sociales debían ser estudiados como "hechos" susceptibles
de observación y medición de acuerdo a los postulados del método
científico. Así, los datos, cuantitativamente hablando, serán los únicos
indicadores confiables acerca de la realidad social y, por ende,
comunicacional.
A las fuentes teóricas se suman algunos factores importantes, referidos
a las propias tecnologías mediológicas, que debemos tomar en
consideración. En efecto, ya en este período los medios masivos habían
alcanzado un desarrollo de importancia que hacía ineludible su análisis
desde una perspectiva científica. En realidad, muchos autores ubican el
interés creciente por los efectos de los medios a partir de la generalización
de la radio. Nosotros, sin embargo, pensamos que hasta 1920, fueron
los medios impresos los principales vehículos de las campañas
políticas y comerciales. De hecho, la guerra psicológica desatada
durante la Primera Guerra Mundial se basó no en el uso de la radio —que
sí jugaría un papel importante en la guerra del 39— sino en los periódicos
y otros vehículos impresos:
Esta propaganda fue movida por los
norteamericanos (tres millones de octavillas,
muy objetivas, informando a los soldados
alemanes sobre la situación militar) y sobre
todo por el servicio de propaganda aérea
francesa; éste no solamente utilizaba las
octavillas... sino también panfletos redactados
por alemanes que habían cambiado de
bando... El esfuerzo fue inmenso: en octubre de
1918 se arrojaron cinco millones de octavillas
sobre las líneas alemanas (Jacques E., en
Vásquez Montalbán, 1980, p. 214).
Existía, asimismo, cierta conciencia acerca del poder persuasivo de estos
medios, que comenzaba ya a oscilar entre una preocupación de tipo ético
por los efectos sociales de la comunicación masiva, y un entusiasmo
creciente frente a sus posibilidades virtuales. Lasswell, en 1927, evaluaba
así la campaña propagandística de la Primera Guerra:
...la propaganda es uno de los instrumentos
más poderosos del mundo moderno... en la
gran sociedad ya no es posible infundir la
indocilidad de los individuos en el horno de la
danza guerrera; se requiere un nuevo y más
sutil instrumento para unir a miles e incluso a
millones de seres humanos en una masa
coherente de odio, deseo y esperanza. Es esa
nueva llama la que debe consumir la llaga del
disentimiento y templar el acero del belicoso
entusiasmo. Este nuevo martillo y yunque de
la solidaridad se llama propaganda
(Lasswell, H., 1972, p. 220).
De este modo, al vincular:
a) El contexto: desarrollo de los medios (de la ya existente industria
de la prensa y de la naciente industria de la radio); clima pre, en y
post bélico, y crecimiento de la industria y la masificación.
b) Los fundamentos teóricos: concepción "apocalíptica" de las
masas a nivel político; paradigma conductista a nivel psicológico y
positivismo empirista a nivel sociológico.
c) Los focos de interés de las únicas instituciones capaces de financiar
investigaciones: la propaganda, en el caso del Estado y las fuerzas
políticas, y la publicidad en el caso de los consorcios financieros e
industriales, se explica que el primer paradigma propuesto por los estudios sobre
comunicación en los Estados Unidos se basara en:
a) Un modelo hipodérmico según el cual los mensajes iban
directamente de los medios a la población, "inoculando" en cada
individuo ideas capaces de modificar en forma casi automática su
comportamiento.
como público potencialmente consumidor, o bien como público
potencialmente elector.
c) Un interés centrado en las audiencias y en los efectos de la
comunicación masiva.
d) Una metodología cuantitativa que, partiendo del principio de
que "todos reaccionaban más o menos igual a los mensajes", pone el
énfasis en estudios estadísticos y de muestreo.
e) Una sobrevalorización de los medios que condujo a reducir la
noción de comunicación al campo específico de la difusión
masiva.
La expresión teórico-metodológica más coherente de estos principios la
encontramos en el célebre paradigma de Lasswell que, como señala
Mauro Wolf, representó a la vez la consolidación y la superación de la
teoría hipodérmica. El quién, dice que; a quién, por qué canal y con
qué efectos, formulado de manera acabada en 1948 pero concebido ya
en los años 30, fue por mucho tiempo el "leit motiv" de la gran mayoría de
las investigaciones norteamericanas sobre comunicación. El modelo
intentaba "hacer teoría" a partir de los resultados de las investigaciones
adelantadas hasta entonces, y superar algunas de las fallas ya evidentes de
la visión hipodérmica. Así, Lasswell precisó los elementos del acto
comunicativo y propuso investigaciones globales que incluyesen análisis
sobre el control (referidos al primer quién), análisis de contenido
(referidos al qué), análisis de tecnologías (referidos al canal), análisis
de las audiencias (referidos al segundo quién) y análisis de los efectos,
que cerrarían el paquete.
La realidad fue sin embargo que tanto el propio Lasswell como la
mayoría de sus colegas continuaron haciendo estudios focales
(básicamente de contenidos, audiencias y efectos) y el modelo, en lugar
de ampliar la investigación, terminó legitimando varios de los presupuestos
de la teoría hipodérmica:
a) [Los] procesos son exclusivamente asimétricos, con un emisor activo
que produce el estímulo y una masa pasiva de destinatarios que,
. . . está claro que los mass media
sirven para reafirmar normas sociales al exponer desviaciones
respecto a tales normas ante la opinión pública (Lazarsfeld P. y
R. Merton, en Moragas Spa, Miguel, 1982, pp. 178-180).
c) Disfunción narcotizante:
La exposición a este flujo de información puede servir para
narcotizar más bien que para dinamizar al lector o al oyente medio
. . .el ciudadano. . . Llega a confundir el saber acerca de los
problemas del día con el hacer algo al respecto (Lazarsfeld P. y
R. Merton, en Moragas Spa, Miguel 1982, pp. 180-181).
Hechas estas consideraciones generales, los autores pasan a analizar las
funciones de los mass media dentro de la sociedad norteamericana.
Luego de advertir que el sistema de propiedad privada sobre los
medios que rige en los Estados Unidos, conduce a que éstos se
comporten como empresas y, por consiguiente, respondan a una
lógica comercial orientada hacia el beneficio económico,
Lazarsfeld-Merton puntualizan así las funciones cumplidas por el sistema
massmediático en el contexto de esta sociedad:
a) Reproducción del statu quo:
Puesto que los mass media son sustentados por grandes
complejos del mundo de los negocios enclavados en el actual
sistema económico, los medios contribuyen al mantenimiento de
este sistema. . . puesto que nuestros mass media comercialmente
patrocinados promueven una obediencia inconsciente a nuestra
estructura social, no cabe confiar en ellos para que elaboren
cambios, aunque se trate de cambios internos, en esta estructura
(Lazarsfeld P. y R. Merton, en Moragas Spa, Miguel, 1982, p.
182).
b) Visión acrítica de la realidad:
. . .estos medios no sólo siguen afirmando el statu quo sino que
además dejan de suscitar preguntas esenciales acerca de la
estructura de la sociedad . . .al llevar al conformismo. . . los mass
media bajo el patrocinio comercial restringen indirecta pero
efectivamente el patrocinio de una visión genuinamente crítica
(Lazarsfeld P. y R. Merton, en Moragas Spa, 1982, p. 182).
c) Impacto sobre el "gusto popular":
A este respecto, los autores reconocen que, si se toman como
referencia los standards de la "cultura culta", los contenidos de
los mass media representan "degradaciones" de estos contenidos.
Señalan, sin embargo, que este fenómeno no debe verse sólo en
términos estéticos, sino inmerso en un marco sociológico de
análisis que permitan comprender los procesos de masificación
social y la ampliación de los públicos consumidores de "cultura",
como una consecuencia —no necesariamente negativa— de esta
ampliación.
Por último, Lazarsfeld-Merton proponen tres vías para la superación de
estos problemas. En este sentido, sugieren la contrapropaganda como
método para eludir la monopolización de contenidos y el fortalecimiento
unilateral de status; la canalización de actitudes más que la imposición
acrítica de valores, y el uso combinado de medios masivos y circuitos
interpersonales de comunicación para esta canalización de actitudes
tendente a perfeccionar el funcionamiento global de la sociedad.
Por su parte, Charles Wright propondrá en 1960 un modelo que intenta
ser la síntesis de las ideas de Lasswell, Lazarsfeld-Merton y las suyas
propias. En este sentido, agrega, a las tres funciones sugeridas por
Lasswell, una cuarta, que sería la del entretenimiento; suscribe el
planteamiento según el cual las funciones atribuidas a la comunicación,
aunque se realizan también a través de circuitos interpersonales,
tienen en las sociedades contemporáneas un carácter
fundamentalmente masivo que se cumple a través de los mass media:
incorpora al modelo las categorías sugeridas por Merton de funciones
manifiestas (aquéllas que tienen resultados buscados
“intencionalmente”), y funciones latentes (aquéllas que producen
resultados "no previstos"): por último, conserva la idea de que la
comunicación puede generar efectos funcionales (los que contribuyen
al mantenimiento del equilibrio del sistema) y efectos disfuncionales
(los "indeseables" desde el punto de vista del "bienestar de la
sociedad").
Así, con Wright se establece definitivamente el paradigma funcionalista
de la comunicación, que consideraría:
¿Cuáles son: Las funciones Manifiestas de la
comunicación y y
Las disfunciones Latentes de
masas?
1) Vigilancia (noticias) La sociedad
de
2) Correlación Los subgrupos
3) Transmisión cultural El individuo
para
4) Entretenimiento Los sistemas culturales
(Wright, Charles, en Moragas Spa, Miguel, 1982, p. 213).
¿Cuáles serían las diferencias teóricas y metodológicas del paradigma
funcionalista en relación a los tres modelos anteriores?:
a) El centro de atención se desplaza de los efectos a las
funciones de la comunicación.
b) La comunicación ya no es vista sólo como un acto
intencional de los emisores, orientado a persuadir a los
receptores. De allí que los efectos de la comunicación –incluidos
aquéllos relacionados con la manipulación/persuasión/influencia—
tiendan a ser explicados en términos sociológicos, como
necesidades del propio sistema social y no como "intención
individual de los propietarios de los medios".
c) La investigación sobre la comunicación se independiza de
los estudios restringidos a la publicidad y la propaganda, y se
inserta en un análisis global de la sociedad, donde se intenta
establecer los vínculos entre comunicación masiva y equilibrio
social global.
d) El paradigma intenta ser una síntesis de los resultados
obtenidos hasta el momento por la mass communication
research al articular los tres niveles que, hasta ese momento,
los otros modelos habían estudiado de manera fragmentaria:
el individuo y la conformación de la personalidad, el grupo y
los circuitos interpersonales y la sociedad y los circuitos
masivos.
e) Por último, la investigación funcionalista intenta superar los
estudios empiricistas de las anteriores tendencias y realizar
análisis que combinen los experimentos de laboratorio
(psicológico-experimental) y las investigaciones de campo
(sociológico-empirista) con la formulación de postulados
teóricos conceptuales que brinden un marco de referencia al
simple acopio de datos.
Pero, al igual que en el resto de las ciencias sociales, también en la mass
communication research el principio de la observación -a toda costadel
sistema social, que da sentido y funda la teoría funcionalista,
terminó por "ahogar" los posibles aciertos de esta línea de investigación
mediológica. Y, en este sentido:
a) El objetivo último de la investigación funcionalista sobre los
medios, fue detectar las posibles disfunciones del sistema
massmediático para corregirlas y, en esa medida, garantizar
la conservación de la estructura social.
b) Puesto que el funcionalismo no admite dentro de su sistema
teórico, la idea del cambio cualitativo de estructura como una
alternativa válida de "evolución" de las sociedades
contemporáneas, no se contempla la posibilidad de que estas
disfunciones no sean consecuencias "superables" o "absorbibles"
por el sistema sino que, por el contrario, sean inherentes a la
propia estructura massmediática.
c) En el paradigma funcional, la comunicación es sinónimo de
formas de control e integración social, obviando la dimensión
transformadora y auto generativa de la comunicación
humana.
d) En este sentido, la comunicación es concebida como un
proceso reproductivo y no creativo/transformador dentro del
sistema social.
e) Por todo lo antedicho, a pesar de que el paradigma
funcionalista incorpora un número de variables mucho mayor que
los modelos previos, continúa siendo un paradigma asimétrico
donde el polo emisor es activo y el polo receptor es pasivo.
Dentro de la misma escuela teórica del funcionalismo, autores como Mac
Quail, Katz y Gurevitch han intentado superar las deficiencias del modelo
y han desarrollado la teoría de los usos y las gratificaciones. La nueva
perspectiva pone el énfasis no sólo en las funciones globales que la
comunicación masiva cumple dentro de la sociedad, sino en las
funciones que los mensajes de los medios cumplen para cada uno de
los individuos. Se parte de la idea de que todas las personas tienen
ciertas necesidades que buscan permanentemente satisfacer. En este
sentido, los massmedia brindarían cierto tipo de gratificaciones que
harían posible la satisfacción de estas necesidades. De allí que la pregunta
clásica de "¿Qué es lo que hacen los medios a las personas?", debiera
sustituirse por "¿Qué hacen las personas con los medios?", en la medida
en que ni siquiera el mensaje del más potente de los media puede
normalmente influenciar a un individuo que no se sirva de él en el contexto
socio-psicológico en el que vive" (Katz, E., en Wolf, Mauro, 1987, p.
78).
Desde esta perspectiva, la eficacia de la comunicación mediológica —y,
en esta medida, sus efectos— estaría determinada hasta cierto punto por
los receptores, en la medida en que éstos harían uso de los mensajes
sólo en aquéllos casos en que dichos mensajes fungieran de
gratificadores. Al insertar a los individuos en la realidad sociohistórica
"moderna", se obtendrían cinco modalidades del uso-consumo de los
media orientados a satisfacer cinco necesidades básicas:
1) La situación social produce tensiones y
conflictos, que el consumo de los media
atenúa; 2) La situación social crea la
conciencia de determinados problemas que
exigen atención, y la información sobre ellos
puede buscarse en los media; 3) La situación
social ofrece escasas oportunidades reales de
satisfacer determinadas necesidades, que
procuran satisfacerse, de forma delegada, en
los media; 4) La situación social crea
determinados valores, cuya satisfacción y cuyo
refuerzo son facilitados por las comunicaciones
de masa; 5) La situación social proporciona y
determina expectativas de familiaridad con
determinados mensajes, que deben por tanto
ser disfrutados para sostener la pertenencia a
grupos sociales de referencia
(Katz-Blumler-Gurevitch, en Wolf, Mauro,
1987, p. 81).
Para los autores citados, los receptores juegan un papel activo al
seleccionar ciertos mensajes y decidir qué uso darles en función de
satisfacer alguna necesidad. Por otra parte, afirman que la sociedad
cuenta con otros mecanismos distintos a las comunicaciones masivas
capaces de satisfacer las mismas necesidades que satisfacen los medios y,
en esa medida, los receptores pueden optar entre unos u otros en la
búsqueda de gratificación. De hecho, dentro del propio universo
mediológico, la gratificación puede provenir no de los contenidos de la
comunicación (mensajes), sino también del disfrute de las propias
características de las tecnologías mediáticas (placer estético
audiovisual). En relación a este último aspecto, en un estudio realizado
desde la óptica de esta teoría, sobre los usos de la TV en niños y
adolescentes, se llegó a las siguientes conclusiones:
Gran parte de la televisión es consumida como
televisión y no respecto a un programa en
particular... Los espectadores normalmente no
deciden ver un programa determinado: en
cambio, llevan a cabo dos decisiones. La
primera es si ver o no la televisión, y la
segunda es qué ver: de estas dos decisiones, la
primera es sin duda la más importante (Citado
en Wolf, Mauro, 1987, p. 84).
En síntesis, esta modalidad del paradigma funcionalista se basa en el
principio de que los receptores seleccionan tanto los medios como los
mensajes a los cuales se expondrán y, en esa medida, les asignarán
usos (funciones) eventualmente no previstos por los emisores.
A pesar de que la teoría de los usos y las gratificaciones ha sido
considerada por muchos autores en los últimos años como una alternativa
científica válida en la investigación mediológica, nosotros compartimos
varias de las críticas hechas por Wolf, y agregamos algunos puntos
de vista personales:
a) La teoría sugiere implícitamente una "libertad de elección
plena" por parte de los receptores, de aquello que desean ver y
oír para satisfacer sus necesidades. Este punto de vista obvia el
hecho de que esta elección está predeterminada por lo que los
medios "ofrecen", por una disponibilidad de contenidos,
programas y formatos que, cuando menos en América Latina,
dista mucho de ser múltiple (piénsese, por ejemplo, en la
programación del horario estelar de TV en nuestro país,
donde la "disponibilidad" obliga a optar entre una u otra
telenovela).
b) A esta limitación habría que agregar una segunda, la del acceso
real de la población a los distintos medios. Sabemos que, por
razones que no compete analizar aquí, la cobertura
massmediática
se limita a las grandes urbes y, en este sentido, un
porcentaje muy alto de la población no tiene acceso a las señales
radioeléctricas. Por otra parte, la estratificación social limita el
poder adquisitivo de los sectores subalternos, limitando su
posibilidad de acceso a varios bienes y servicios mediológicos
(libros, betamax, parabólicas, servicios por abono, etc.). Más allá
de que consideremos o no pertinente el consumo compulsivo de
tecnologías de entretenimiento, es obvio que la teoría de los usos
y las gratificaciones no tiene en cuenta el acceso desigual a las
fuentes potenciales de “gratificación” massmediática.
c) La teoría parte de la suposición de que los receptores deciden
individualmente cuál es la mejor alternativa que la sociedad les
brinda para satisfacer sus necesidades, sin tomar en cuenta
que, de hecho, la propia estructura sociocultural proporciona
estereotipos en base a los cuales los receptores fundan la
mayoría de sus actos de selección. Recordemos, por ejemplo, la
tautología señalada por Lazarsfeld-Merton en relación a la
asignación de status: apareces en los medios porque eres
importante pero, en realidad; eres importante porque
apareces en los medios.
d) La teoría de los usos y gratificaciones pareciera partir de un
marco sociológico global y, sin embargo, fundamenta todo el
paradigma en la selección individual, reproduciendo así el
reduccionismo presente en el modelo psicológico. En otras
palabras:
Coloca erróneamente el lugar crucial de la
determinación de un comportamiento social
desplazándolo del terreno de la totalidad social
(sistema o subsistema, grupo o subgrupo) al
terreno, autodefinido de los elementos que
componen dicha totalidad (en Wolf, Mauro,
1987, p. 88).
e) Aunque el paradigma parece romper con la asimetría presente
en los modelos anteriores, en el sentido de asignar un papel
activo al receptor, este último no es concebido nunca como
emisor; el papel "activo" se limita a reconocer alternativas de
selección/uso de mensajes/tecnologías, aportadas por el sistema
massmediático.
f) En el fondo del paradigma, continúa estando el objetivo básico
del funcionalismo: la preservación del sistema social. La
comunicación masiva cumple funciones que, incluso, sirven
como “respiradero", como superación de varias disfunciones
generadas en otros subsistemas (stress, inseguridad,
necesidades de evasión, etc.).
g) En este último sentido, las selecciones y usos diversos que los
receptores hacen de la comunicación en general y de los
medios
en particular, tienden siempre a disminuir las
tensiones, a propiciar la integración; la adecuación del
individuo a los imperativos funcionales del sistema en su
conjunto.
Con la teoría de los usos y las gratificaciones cerramos esta revisión de
lo que se ha llamado la escuela norteamericana, con la esperanza de
haber podido demostrar que, junto a las coincidencias, resulta
indispensable destacar las diferencias entre corrientes y autores, para
tener así una perspectiva global de la mass communication research.
De no hacerlo correremos el riesgo de pensar que "todos los gatos son
pardos".
BIBLIOGRAFÍA CITADA
Beltrán, Luis Ramiro, "Premisas, objetos y métodos foráneos en la
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Miguel, Sociología de la comunicación de masas. Barcelona, Gustavo
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Ellul, Jacques, Histoire de la propagande. Citado en Vásquez
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Katz, Elihu, "La difusión de las nuevas ideas y prácticas", en Schramm,
Wilburn, La ciencia de la comunicación humana. México, Roble,
1973, pp. 87-102.
---------------, "Mass communication research and the popular culture",
citado por: Wolf, Mauro, La investigación de la comunicación de
masas. Barcelona, Paidós, 1987, 318 p.
Katz-Blumler-Gurevitch, "Use of mass communication by the individual",
citado en Wolf, Mauro, La investigación de la comunicación de
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----------------------, "Estructura y función de la comunicación en la
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Lazarsfeld, Paul, "La campaña electoral ha terminado", en Moragas Spa,
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Lazarsfeld, P. y R. Merton, "Comunicación de masas, gustos populares y
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Mac Donald, Dwight, "Masscult y Midcult",' en VV.AA., Industria
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Página 25
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Wolf, Mauro, La investigación de la comunicación de masas.
Barcelona, Paidós, 1987, 318 p.
Wright, Charles, "Análisis funcional y comunicación de masas", en
Moragas Spa, Miguel, Sociología de la comunicación de masas.
Barcelona, Gustavo Gili, 1982, pp. 207-223.
Página 26
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